
Más que el calor, el viento o la humedad cero, lo que más daño me hizo fue la subida a Fort Bravo, típico poblado "peliculero" donde se agradecían sobremanera los gritos de ánimo de algunos vaqueros ...¡más rápido forastero!:

Como no hay carrera que con viaje no venga, la jornada posterior sirvió de regeneración por el Cabo de Gata, al que le sienta como a nadie una buena primavera:


...devolviendo las piernas a la normalidad por el sendero de Vela Blanca, que así debía ser:

...y así fue:

La ida acaba con subida a la torre vigía para ver el Faro de Cabo de Gata y el Arrecife de las Sirenas:

...y la vuelta con final en Mónsul frente a una pared de la duna rampante:

Y hasta que repita al año que viene, sea en la media o sea en la carrera.
